El viernes por la mañana quedamos en el patio del colegio todos los alumnos del intercambio para comenzar nuestro viaje hacia Bilbao, donde teníamos que coger un avión unas horas más tarde. Llegamos a Bilbao cerca de las once de la mañana y fuimos a facturar nuestro equipaje.
Tras facturar y recibir nuestros billetes estuvimos un rato en el bar del aeropuerto hasta que llegó la hora de pasar los controles y embarcar para tomar el avión de la compañía Germanwings rumbo Stuttgart. Allí nos esperaba un pequeño avión de no más de 150 plazas que tras 2 horas de vuelo, nos dejaría ya en suelo Alemán.
En la estación de Stuttgart tuvimos una hora más o menos para comer algo y prepararnos para coger de nuevo un avión hacia Hannover, donde nos encontraríamos con las familias. En esta ocasión el avión era de tamaño mayor pero el viaje era solamente de una hora. Una vez en Hannover, las familias estaban esperandonos en la estación de llegadas del aeropuerto, donde recibimos una acogedora bienvenida.
Después de los primeros abrazos y saludos con nuestros amigos alemanes y sus familias nos organizamos para viajar hasta Braunschweig que esta a una hora en coche desde Hannover más o menos. En el camino a Braunschweig pudimos comprobar de primera mano las autopistas sin límites de velocidad alemanas, alcanzando velocidades de hasta 190 kilómetros por hora.
A la llegada a la ciudad los alumnos españoles fuimos repartidos en las familias y cada uno fue a su casa aquí en alemania. Pudimos comprobar las diferencias de esta ciudad con Pamplona rápidamente, ya que tiene un tamaño bastante superior al de nuestra ciudad y esto implica que los desplazamientos requieren mucho más tiempo. A parte, algunas de las familias viven en el centro de la ciudad, a unos escasos 5 minutos de la escuela, mientras que otros viven en pueblos a las afueras necesitando hasta 20 minutos por autopista para llegar al colegio
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